6 de junio de 2010

Ciudades inhabitables

Instrucciones para la vida:
1. Primero se piensa en las carreteras,
los bloques de piso de veinte alturas,
los tendidos eléctricos que habrán de abastecer cientos de miles de aparatos televisores.
2. Se entierran redes kilométricas de tuberías de ida y vuelta;
se cubren de cemento gris grandes explanadas de campo y se depositan ordenadamente los coches.
3. Seguidamente, se reparten los carteles publicitarios por todos lo huecos oportunos y se ponen en marcha los poderosos motores de la ventilación artificial.
4. Por último, se espolvorea todo de seres humanos hasta que ya no queden más.
5. Y entonces se vive.
-Miguel Brieva-


...algo así pasó con Managua...
Tras el terremoto de 1972, la ciudad quedó completamente destruída. En una situación similar a la que hoy vive Puerto Príncipe (Haití).
Managua tenía que volver a ser capital, a recuperarse, a despojarse del dolor de sus muertos.
...y entonces, como si de cualquier funeral se tratase, enterró sus parques, y sus plazas, y sus avenidas, y sus aceras, y sus barrios, y sus mercados.
Todo. Para empezar de nuevo.
Pero el efecto fue el contrario. Es una ciudad sin alma, sin centro, sin lugares para pasear, sin patrimonio, sin aceras, llena de cuadrículas de barrios pobres, superficiales.
Managua sigue rota, en pedazos de cemento repartidos a lo largo y ancho de kilómetros. Casi dos millones de personas se reparten en casas de no más de dos plantas -el miedo a que vuelva a pasar lo mismo lo impide-, salvo aquellas empresas que tienen tanto poder que son capaces hasta de desafiar a las mismísimas fallas que se encuentran bajo la ciudad.

Edificio Petronic
Carretera Norte. Ruinas del presente.

La champita cuando hay que empezar de cero
***
La cosa empeora cuando comienza a llover

Piscina comunal

Escolares con uniforme y sin acera

Zona franca

Improvisación impermeable

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